El peso mexicano va a cerrar 2023 con un avance superior a 14%, pese a no conservar su mejor nivel durante el año. Foto archivo
El peso mexicano va a cerrar 2023 con un avance superior a 14%, pese a no conservar su mejor nivel durante el año. Foto archivo

28 de dic. (Axis negocios) -- La fortaleza de la moneda mexicana ha sido una constante durante 2023, y el ahora llamado por algunos “súper peso” está por cerrar un año histórico en cuanto a su paridad con el dólar estadounidense.

     El tipo de cambio concluyó el jueves, a un solo día de que concluya el periodo de 12 meses, en 16.96 unidades por dólar, un avance de 14.9% respecto de las 19.49 unidades en que terminó en 2022.

     Salvo por un extraordinario 29 de diciembre, la divisa local registrará con ese desempeño su mejor año desde al menos 1993, o desde que el gobierno mexicano lanzó los “nuevos pesos” --quitando tres ceros a la moneda-- para simplificar las operaciones del día a día de la población --y previo a una de sus peores devaluaciones.

     La moneda concluirá el año con nueve de 12 meses con rendimiento positivo, además de presentando cuatro trimestres de avance durante los últimos cinco.

     “El peso mexicano ha mostrado una sorprendente fortaleza frente al dólar”, escribieron analistas de Banco Base en un reporte de mediados del año.

     Tras un 2022 también positivo, y exceptuando los propios mínimos dentro de 2023, la moneda terminó además prácticamente en su mejor nivel desde finales de 2015, o hace siete años, una época en la que, por ejemplo, no había pasado Donald Trump por la presidencia estadounidense, no estaba cerca la pandemia, las remesas eran de la mitad del nivel actual y no se había renegociado el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá.

     El avance anual del tipo de cambio lo colocó además como la segunda moneda emergente de mejor desempeño frente al dólar, solo detrás del peso colombiano, que subió casi 26%.

     Los soportes del peso mexicano fueron variados y resaltados en distintos momentos del año por los expertos.

     Entre ellos estuvieron la solidez macroeconómica, un gobierno que, aunque cuestionado en diversos aspectos como el energético, ha logrado mantener finanzas públicas estables --pese al criticado presupuesto para 2024--, además de una relativa estabilidad política.

     Por otro lado, la entrada de dólares al país se vio fortalecida por diversas fuentes, desde exportaciones que, aunque tambaleantes, han mostrado crecimiento, así como remesas imparables que se dirigen a otro año de niveles históricos, con base en un empleo y economía estadounidense resistentes.

      Además de ello la inversión extranjera directa también ha mantenido flujos al alza, los que pese a debilitarse en el apartado de nuevas inversiones, ha logrado impulsar aquí la compra de maquinaria y bienes de capital, en parte motivadas por la relocalización de cadenas de suministro, o nearshoring, y sus efectos de largo plazo en el país.

     No obstante, el principal pilar de la moneda local estuvo en las tasas de interés, particularmente en el diferencial de la tasa de referencia de Banco de México con el de la Reserva Federal estadounidense.

     El regulador monetario mexicano tiene su tasa de referencia en un récord desde que usa ese instrumento de 11.25%, mientras que el rango objetivo del banco central más seguido del mundo es de entre 5.25 y 5.5%, su mayor nivel desde la crisis financiera que estalló en 2008.

      Tras amplias especulaciones durante 2023, ahora está ciertamente descontado que ambos bancos llegaron a su nivel más restrictivo por ahora y en 2024, temprano o tarde, comenzarán a efectuar recortes de tasas, las cuales elevaron los últimos años para combatir la mayor inflación en décadas.

     Aunque ambos bancos emprendan recortes desde la primera mitad del próximo año, las tasas seguirán elevadas por algún tiempo e incluso el diferencial entre México y Estados Unidos no se achicará rápidamente, por lo que el peso todavía no rebota como esperan los analistas.

     A eso hay que agregar el efecto de debilitamiento del dólar el último mes, luego que la Reserva Federal no alzara tasas en diciembre y vislumbrara un estimado de recortes para 2024. El índice el índice dólar, o DXY, el cual rastrea el comportamiento de la divisa estadounidense frente a una canasta de seis monedas, tocó esta semana su nivel más bajo desde julio.

     Para algunos, como los analistas de UBS, no solo los factores actuales, si no tendencias de cambio estructural, también han beneficiado el comportamiento de la moneda local.

     Entre esas tendencias, de acuerdo con un análisis publicado en agosto, están la menor dependencia de los ingresos dolarizados petroleros que fueron sustituidos por las remesas, la baja participación de extranjeros en los mercados locales de deuda pública, y la recuperación al alza de la inversión tras el golpe de la pandemia de covid-19.

     Claro que no todo han sido buenas noticias y si bien, la fuerte apreciación del peso puede ser benéfica por el relativo abaratamiento de bienes de capital y consumo importados o por su impacto en el servicio del pago de la deuda pública (y la deuda dolarizada de empresas), también plantea dificultades para los receptores de remesas --que llevan meses con descensos en términos de pesos--, los turistas extranjeros y el crecimiento de las exportaciones.

     Los analistas aún esperan que la fortaleza del peso de desvanezca pronto.

     Para 2024 el tipo de cambio esperado por el consenso de especialistas consultados por Banco de México es de 18.53 pesos por dólar, de acuerdo con la encuesta más reciente del regulador monetario.

     El estimado, aunque ha mejorado constantemente a lo largo del año --al igual que las perspectivas de crecimiento económico e inflación--, implica una baja superior a 8% para el siguiente año, lo que lo posicionaría como el peor desde 2016.

 


Fecha de publicación: 28/12/2023

Etiquetas: Peso México divisas economía política monetaria tasas de interés