La junta de gobierno de Banco de México cumplió. Al final decidió recortar, como esperaban inversores y analistas, su tasa de referencia de 5 a 4.5%, el décimo recorte seguido.

En esta ocasión, sin embargo, uno de los cinco miembros de la Junta de gobierno del banco central se opuso a recortar esa tasa en tanto. Él o ella sólo quería reducirla en 0.25 puntos porcentuales. 

De cualquier manera, la autoridad monetaria puso su tasa de referencia en su menor nivel desde 2016, algo que abarata el costo de pedir prestado, lo que podría incentivar el consumo y la inversión en una alicaída economía.

Claro que la decisión de un integrante de la junta de pedir un recorte menor reavivó las dudas sobre cuánto más le queda de vida al actual ciclo de recortes de tasas que inició Banco de México hace un año.

En el comunicado, el Instituto Central reconoció que el espacio para nuevos ajustes depende de variables que hoy enfrentan alta volatilidad, como la inflación o la evolución de la pandemia en México.

Aun así, algunos analista apuestan por al menos un ajuste adicional más --quizá de menor proporción-- para tratar de inyectarle una dosis extra de estímulo a una economía que apenas parece empezar a levantar la cabeza después de un trimestre de terror en materia de actividad.
 

México generó hoy cierta esperanza de que las calamidades de covid-19 podrían tener un remedio relativamente pronto. El gobierno dijo que alcanzó un acuerdo con la Fundación Slim y la multinacional AstraZeneca para producir y distribuir en el país la vacuna contra el nuevo padecimiento y que esa empresa desarrolla en alianza con University of Oxford.

Además, los fondos que las autoridades destinarán para la compra de dosis para toda la población mexicana será inferior a lo planeado. En lugar de desembolsar 100 mil millones de pesos, las autoridades de salud de México dijeron que probablemente destinen menos de 25 mil millones para ese propósito, gracias a que la Fundación Slim asumirá ciertos costos de la producción y distribución de esa vacuna.

Así, bajo ese escenario presupuestal, el gobierno podría llegar a inmunizar a toda la población del país a un menor costo del anticipado.

La Fundación Carlos Slim incluso planea producir la vacuna no solo en México, sino también en Argentina para distribuirla en ese país y en el resto de América Latina, con excepción de Brasil, el país sudamericano que alcanzó su propio acuerdo con AstraZeneca.

Los acuerdos gubernamentales con la Fundación y la farmacéutica permitirán establecer muy probablemente el precio de la vacuna en cerca de cuatro dólares por dosis, o un monto menor al que AstraZeneca comercializará el producto en otros países y regiones.

A pesar de las buenas noticias, las autoridades de salud del gobierno lopezobradoristas pidieron no lanzar las campanas al vuelo, ya que aún existe el riesgo de que el prototipo de AstraZeneca no sea exitoso, además de que todavía tomará tiempo, hasta el inicio del año que entra, para que inicie la inmunización de la población.
 

Pese a todo, AeroMéxico está a punto de dar un paso clave para mantenerse a flote. A casi dos meses de tener que solicitar protección contra sus acreedores, la principal línea aérea de México logró un acuerdo en principio por un financiamiento de mil millones de dólares.

Esos fondos son una bocanada de aire fresco para que la aerolínea cuente con liquidez que le permita operar, mientras culmina el proceso de reestructura financiera con sus acreedores.

Los recursos serán aportados por una serie de fondos afiliados a la firma de inversión, Apollo Global Management, una vez que tengan el visto bueno de la jueza Shelley C. Chapman, del tribunal de quiebras del distrito sur de Nueva York, en donde la aerolínea está negociando para extender, reducir o intercambiar sus adeudos.

Claro que a cambio del financiamiento, los fondos de Apollo podrían con el tiempo convertirse en accionistas de AeroMéxico, lo que podría significar que otros, como Delta Airlines e inversionistas mexicanos, vean diluida su participación.

La próxima audiencia de la compañía del “caballero águila” en la corte de Nueva York está programada para el 19 de agosto, pero no es claro si la aprobación del financiamiento será discutida en esa fecha.
 

La campaña del Buen Fin, que nació en 2011 como un esfuerzo para impulsar la economía del país, se mantendrá para noviembre, sin modificar su fecha de realización, y posiblemente durará más días que los usuales cuatro del fin de semana largo.

José Manuel López Campos, presidente de Concanaco-Servytur, descartó la posibilidad de adelantar ese fin de semana promocional, luego que Carlos Salazar Lomelín, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), sugiriera la posibilidad de realizar el Buen Fin en agosto o septiembre para propiciar un aumento en el consumo.

Sin embargo, cambiar la fecha de un programa que suelen esperar muchos mexicanos para comprar pantallas, electrónicos y otros productos, podría no tener el mismo efecto positivo.

Para López Campos, se trata de un evento estacional que coincide con el fin de semana de “puente” del 20 de noviembre y con el adelanto del pago del aguinaldo de muchos trabajadores del gobierno, lo que les permite tener liquidez para comprar.

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Fernanda Celis
Directora Editorial Newsletter AXIS
Especialista en Negocios y Finanzas.