En su arribo a México a principios de los años 2000, el modelo de negocios de Telefónica era atractivo porque hacía frente a tarifas de interconexión caras, de acuerdo con especialistas. Foto archivo
En su arribo a México a principios de los años 2000, el modelo de negocios de Telefónica era atractivo porque hacía frente a tarifas de interconexión caras, de acuerdo con especialistas. Foto archivo

24 de mar. (Axis negocios) -- Las intenciones de Telefónica, el mayor operador de telecomunicaciones de España, de buscar un comprador para su negocio en diversos mercados de América Latina, no son nuevas, por lo que no resultó sorpresivo que a mediados de febrero reportes periodísticos apuntaran a la contratación del banco estadounidense JP Morgan para realizar una valuación sobre su negocio en México.

      Las versiones sobre una posible venta se intensificaron poco después, cuando anunció la venta de su negocio en Argentina a Telecom --en donde el financiero mexicano David Martínez tiene una participación-- por mil 245 millones de dólares, y menos de un mes después, la de su operación en Colombia a Millicom por 368 millones de dólares, tras más de medio año de negociaciones.

     No obstante, en el caso mexicano la venta de sus operaciones se vislumbra mucho más complicada, de acuerdo con Rolando Alamilla, gerente de investigación de mercados de la consultora especializada en telecomunicaciones The Competitive Intelligence Unit, o The CIU.

     “El problema de Telefónica es precisamente las condiciones en las que históricamente ha operado y que hoy los cambios del mercado no le favorecen”, dijo el especialista en entrevista con Axis negocios.

     En su arribo a México a principios de los años 2000, el modelo de negocios de Telefónica era atractivo porque hacía frente a tarifas de interconexión caras y al mismo tiempo le permitía generar ganancias aun teniendo clientes de bajo consumo.

     Sin embargo, los cambios en el mercado, como la baja en las tarifas de interconexión impulsadas por las nuevas regulaciones al sector de las telecomunicaciones, redujeron de manera considerable los ingresos generados por sus clientes, los cuales son considerados de bajo valor.

     Esto se refleja en sus resultados trimestrales. Los ingresos en el cuarto trimestre de 2024 sumaron seis mil 179 millones de pesos, lo que significó una caída de 13.4% en la comparación interanual, mientras que en el acumulado del año ascendieron a 24 mil 576 millones de pesos, 2.7% menos que en 2023.

      Si bien Telefónica es el tercer mayor operador en cuanto a número de líneas móviles en el país con casi 22 millones, a diferencia de sus dos principales competidores --Telcel, el negocio de telecomunicaciones móviles del gigante América Móvil, y la filial del operador estadounidense AT&T-- el negocio de la española en el país se conforma básicamente de su base de clientes, ya que carece de infraestructura.

     En noviembre de 2019, Movistar anunció su decisión de devolver al Estado mexicano del espectro radioeléctrico que hasta ese entonces utilizaba para dar servicio a sus clientes, debido a los altos costos que representaba para sus finanzas conservarlo. Para poder seguir operando acordó con AT&T utilizar su espectro y la migración de usuarios de una red a otra que finalizó en junio de 2022; así como el desmontaje de antenas, baterías y demás infraestructura.

     El acuerdo entre las filiales de la española y la estadounidense fue renovado en mayo de 2024 y finalizará en 2030.

     Pero que el negocio de Telefónica en México se reduzca a su base de datos es también otro de los retos de su venta, de acuerdo con The CIU, ya que se trata de usuarios que no generan valor.

     Muestra de ello es su ingreso medio por usuario, conocido también como ARPU, el cual fue de 68 pesos mensuales en el cuarto trimestre de 2024, menos de la mitad del ARPU de la industria, de 143.2 pesos mensuales, e incluso menor al promedio de los operadores móviles virtuales (OMV), que es de 75 pesos. El ARPU de Telcel fue de 180 pesos, mientras que el de AT&T de 146 pesos.

      “Ese es el problema más fuerte. Ya no tiene torres, fibra [óptica], antenas, concesión de espectro y lo único que quiere vender es una base de usuarios que no generan dinero, porque esto [el ARPU] no es una utilidad, eso es ingreso y de ahí hay que descontar costos”, apuntó Alamilla en la conversación.

      Este escenario podría ser un desincentivo para las compañías de telecomunicaciones, las cuales podrían considerar que es más barato crecer la base de usuarios que ya posee en vez de incorporar a los clientes de Movistar, lo cual también implica esfuerzos de retención y fidelización.

     Por ejemplo, en los últimos años Telcel ha enfocado sus esfuerzos en depurar sus bases para concentrarse en usuarios de alto valor, lo que le ha permitido reducir su participación de mercado sin que sus ingresos se vean tan afectados.

     Otro impedimento que deja a Telcel fuera de la jugada es su etiqueta de operador preponderante en el mercado de las telecomunicaciones lo que --al menos con la regulación y el órgano regulador de la industria actual-- si bien no la impide de realizar adquisiciones de manera explícita, sí condiciona a que dichas operaciones no afecten su objetivo de reducir su participación de mercado para poder dejar de ser preponderante.

     AT&T, que apostó fuerte por el mercado mexicano a partir de la reforma a las telecomunicaciones, no ha dado muestras de estar interesado en adquirir la operación de su competidor y cliente de infraestructura. En todo caso la única noticia relacionada con la estadounidense y una operación de compraventa se limitó al año 2019, cuando el fondo activista Elliott Management planteó al consejo el desprenderse de las operaciones no estratégicas, lo que incluía, entre otras cosas, la filial mexicana.

     Ello nunca prosperó; no obstante, AT&T México sí se deshizo de su participación en Sky México.

     Incluso una venta fragmentada de la base de clientes a operadores móviles virtuales luce complicada, según el especialista, ya que la mayoría de estos operadores carecen del poder económico.

     En el caso de los operadores móviles virtuales respaldados por grandes compañías, como puede ser Bait, del gigante minorista Walmart de México y Centroamérica, no parece ser algo que resulte atractivo porque el tráfico de clientes en sus tiendas le permite tener la capacidad de agregar usuarios de forma orgánica.

     Una fortaleza del negocio de Telefónica en México es que en los últimos años su número de usuarios de postpago ha incrementado. Tan solo en el cuarto trimestre de 2024 las líneas de este tipo aumentaron 4.3% en la comparación interanual, para sumar 2.5 millones de líneas. Este tipo de usuarios, explicó Alamilla, son considerados de alto valor debido a que su tasa de desconexión es baja y sus ARPUs suelen ser elevados.

     “Habrá que ver la habilidad de JP Morgan para decir ‘oye te ofrezco estos usuarios que son de muy alto consumo, pero al final también tienes que llevar a estos otros que a lo mejor no tienen tanto consumo”, dijo el especialista de The CIU.

     Hasta ahora, la compañía no ha confirmado o desmentido los reportes de venta de su negocio en México, los cuales apuntan a que busca concretar sus planes antes de su asamblea anual de accionistas, prevista para el 9 de abril.

 


Fecha de publicación: 24/03/2025

Etiquetas: Telefónica venta operaciones México retos telecomunicaciones