El director ejecutivo de Azul, John Peter Rodgerson, dijo que las empresas enfrentaron regaños semanales del gobierno a lo largo de 2023 a medida que subían las tarifas. Sus homólogos de Latam Airlines Group y Gol reconocieron en el mismo evento que los altos precios están dificultando el acceso a los viajes. Foto Facebook/AzulLinhasAereas
El director ejecutivo de Azul, John Peter Rodgerson, dijo que las empresas enfrentaron regaños semanales del gobierno a lo largo de 2023 a medida que subían las tarifas. Sus homólogos de Latam Airlines Group y Gol reconocieron en el mismo evento que los altos precios están dificultando el acceso a los viajes. Foto Facebook/AzulLinhasAereas

20 de mar. (Bloomberg) -- Brasil está dando los toques finales a un plan de rescate para sus aerolíneas en problemas, mientras el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva enfrenta un desafío que Estados Unidos y Europa enfrentaron de forma mucho más rápida tras la pandemia.

     El paquete, que se anunciará en los próximos días, utilizará fondos públicos como garantía de préstamos del banco de desarrollo del país a las aerolíneas en dificultades, de acuerdo con una persona familiarizada con el asunto. Pero el plan aún está en proceso y se espera que sea más una solución tipo curita que una panacea para la industria.

     Recortar las tarifas lo suficiente como para permitir que los pobres vuelen con regularidad se ha convertido en una especie de obsesión para Lula, quien hizo campaña bajo la promesa de restaurar la prosperidad a la economía más grande de América Latina. El alto costo del combustible para aviones en Brasil es un factor que complica la situación, ya que la petrolera estatal está bajo presión para revisar su fórmula de precios.

     La inacción del predecesor de Lula después de que la covid-19 llevó a las aerolíneas nacionales al borde del abismo. La nueva administración ha estado luchando por ponerse de acuerdo sobre un camino a seguir, y cuando Gol Linhas Aereas Inteligentes se declaró en bancarrota a fines de enero, el tema saltó a la cima de la agenda. Azul, otra compañía de aviación, está ahora explorando una posible oferta pública de adquisición de su competidor en problemas.

     Todavía se está determinando el importe exacto de la ayuda. Algunos dentro del gobierno están presionando por hasta ocho mil millones de reales (mil 600 millones de dólares), mientras que el Ministerio de Finanzas prefiere una cantidad cercana a los cinco mil millones de reales (mil millones de dólares), de acuerdo con dos personas familiarizadas, quienes hablaron bajo condición de anonimato porque las discusiones son privadas.

     “Las compañías aéreas no recibieron ayuda del gobierno durante la pandemia y en algún momento hay que pagar el precio”, dijo en una entrevista Ygor Araujo, analista de Genial Investimentos. De acuerdo con sus cálculos, un rescate del tamaño que se está considerando podría aliviar las presiones sobre el flujo de caja de seis a ocho meses, pero no sería suficiente para reducir las tarifas por sí solo.

     Además de los altos costos del combustible, las aerolíneas brasileñas se enfrentan a retrasos en la producción de nuevos aviones, inseguridad jurídica y un número extremadamente alto de demandas por parte de clientes insatisfechos. Han subido los precios para compensar el aumento de los costos, con tarifas que aumentaron casi 50% en diciembre con respecto al año anterior.

     El presidente ha sido particularmente expresivo sobre su descontento con la situación. “No hay explicación para el precio de los boletos de avión en este país”, dijo Lula en un evento en el estado de Amapa ese mes, y agregó que algunos boletos a la región norte cuestan hasta 10 mil reales, o dos mil dólares.

      Muchos en la clase trabajadora le toman la palabra y esperan resultados. Dulce da Conceição, ama de llaves desde hace más de 35 años en Brasilia, espera que las tarifas aéreas bajen para poder visitar a su familia en el noreste del país con más frecuencia. “Sería mucho mejor ir en avión que en autobús”, dijo en una entrevista.

      Las aerolíneas han estado recibiendo una llamada de atención sobre el tema. En un foro de la industria en Sao Paulo la semana pasada, el director ejecutivo de Azul, John Peter Rodgerson, dijo que las empresas enfrentaron regaños semanales del gobierno a lo largo de 2023 a medida que subían las tarifas. Sus homólogos de Latam Airlines Group y Gol reconocieron en el mismo evento que los altos precios están dificultando el acceso a los viajes.

      Pero el mero respaldo a los préstamos del BNDES, el banco de desarrollo, probablemente no será suficiente para reducir los precios al consumidor. “La línea del BNDES no resuelve el problema, ya que no se utilizaría para subsidiar boletos, sino para ayudar con los problemas de liquidez de las empresas”, dijo Carolina Chimenti, analista de crédito de Moody’s Investors Service, quien señaló los tipos de cambio y los costos de combustible como otros temas clave.

       A pesar de su proceso del Capítulo 11, Gol sostiene que todavía es elegible para la línea de crédito del BNDES, de acuerdo con una persona familiarizada con el asunto. La aerolínea no respondió a una solicitud de comentarios.

      Latam confirmó que está en conversaciones con el gobierno sobre formas de reducir las tarifas, diciendo en un comunicado enviado por correo electrónico que considera que el aumento de la oferta de asientos y la reducción de los costos estructurales son requisitos clave.

      Azul cree que el sector no está creciendo tan rápido como debería en Brasil, citando los comentarios de Rodgerson en una entrevista reciente con Bloomberg. El director ejecutivo dijo en ese momento que una línea de crédito nacional podría mitigar las fluctuaciones del tipo de cambio y, en última instancia, ayudar a aumentar la capacidad.

      El gobierno de Lula está considerando otras medidas para bajar los precios de los boletos. Un nuevo programa en discusión, conocido como Voa Brasil, tiene como objetivo persuadir a las aerolíneas para que ofrezcan tarifas con descuento a estudiantes y trabajadores jubilados.

      En cuanto a los costos del combustible, el gobierno está instando a Petroleo Brasileiro a cambiar sus procedimientos de fijación de precios, pero hasta ahora ha encontrado una fuerte resistencia. Aunque Brasil produce casi todo el combustible para aviones que se usa en el país, la empresa estatal calcula los precios como si fuera importado, lo que trae volatilidad cambiaria a la ecuación.

       Los ejecutivos de la industria ven la reducción de los precios del combustible como un proceso a largo plazo. Pero eso podría cambiar si Lula decide intervenir directamente en los asuntos de la compañía, como se dice que lo hizo la semana pasada al orquestar el rechazo de la junta directiva de Petrobras a una propuesta de dividendos. La medida borró 11 mil millones de dólares del valor de mercado de la empresa estatal en un día.

     Otro desafío son las altísimas tasas de litigios que cuestan millones a las empresas cada año.

     Las aerolíneas brasileñas enfrentan entre ocho y 10 mil demandas cada mes. La combinación de un sólido código de protección al consumidor, que se aplica a las compañías aéreas y un sistema legal accesible significa que los clientes insatisfechos en Brasil tienen 800 veces más probabilidades de acudir a los tribunales que los de Estados Unidos.

     La competencia también es un problema. El regulador de aviación de Brasil, conocido como ANAC, dijo que de las ocho nuevas aerolíneas con licencia para operar en el país desde 2019, dos finalmente dejaron de volar y otra nunca comenzó.

      “Se logrará una reducción firme de las tarifas con un aumento en la oferta de asientos, un tremendo desafío en todo el mundo después de la pandemia”, dijo José Roberto Afonso, economista e investigador de la Universidad de Lisboa que también enseña en IDP en Brasilia.

     International Air Transport Association (IATA) está de acuerdo en que no hay una bala de plata para el gobierno de Lula.

     “Brasil necesita resolver de manera efectiva sus problemas estructurales, como el alto costo del combustible de aviación, especialmente en comparación con los principales mercados, el costo prohibitivo del capital y la excesiva judicialización que actúan como obstáculos significativos para el enorme potencial de crecimiento del sector”, dijo el grupo global de la industria aérea en respuesta a preguntas escritas.

 


Fecha de publicación: 20/03/2024