El Departamento de Estado dijo recientemente que Estados Unidos ganó más de 80 mil millones de dólares en importantes acuerdos de armas en el año hasta septiembre, de los cuales unos 50 mil millones fueron a parar a aliados europeos, más de cinco veces la norma histórica. Foto AP/Efrem Lukatsky
  El Departamento de Estado dijo recientemente que Estados Unidos ganó más de 80 mil millones de dólares en importantes acuerdos de armas en el año hasta septiembre, de los cuales unos 50 mil millones fueron a parar a aliados europeos, más de cinco veces la norma histórica. Foto AP/Efrem Lukatsky

28 de feb. (Dow Jones) -- Los partidarios del apoyo a Ucrania suelen invocar los intereses estratégicos o las obligaciones morales de Estados Unidos. Últimamente, están ofreciendo un argumento más calculado: es bueno para la economía.

     En los dos años transcurridos desde que Rusia invadió Ucrania, la industria de defensa estadounidense experimentó un auge en los pedidos de armas y municiones. Los negocios provienen de los aliados europeos que intentan desarrollar sus capacidades militares, así como del Pentágono, que está comprando nuevos equipos a los fabricantes de defensa y reponiendo las existencias militares agotadas por las entregas a Ucrania.

     La producción industrial en el sector espacial y de defensa de Estados Unidos aumentó 17.5% desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala de Ucrania hace dos años, de acuerdo con datos de la Reserva Federal.

     Los funcionarios del gobierno de Joseph R. Biden dijeron que de los 60 mil 700 millones de dólares destinados a Ucrania en un proyecto de ley de defensa suplementario de 95 mil millones, 64% volverá a la base industrial de defensa de Estados Unidos.

     “Esa es una de las cosas que se malinterpreta. . . lo importante que es ese financiamiento para el empleo y la producción en todo el país”, dijo Lael Brainard, directora de National Economic Council de la Casa Blanca, en una entrevista.

     Si bien la guerra a menudo tiene efectos económicos, estos están ocurriendo sin que Estados Unidos realmente haga algo directo en la lucha.

     El reciente gasto de los gobiernos europeos en aviones de combate estadounidenses y otros equipos militares representa “una inversión de tipo generacional. Los últimos años son iguales a los 20 años anteriores”, dijo Myles Walton, analista de la industria militar en Wolfe Research.

     Si bien el paquete de ayuda de 95 mil millones de dólares, que también incluye fondos para Israel y Taiwán, fue aprobado por el Senado el 13 de febrero, su destino es incierto en la Cámara de Representantes, donde se oponen los aliados republicanos del expresidente Donald J. Trump, favorito para ganar la nominación presidencial del Partido Republicano. Los electores en Estados Unidos elegirán a un nuevo presidente en noviembre de este año.

     Entre sus objeciones: Estados Unidos no puede permitirse el lujo de apoyar a Kyiv a medida que aumentan los déficits federales, Rusia prevalecería de todos modos y Estados Unidos necesita asegurar mejor su propia frontera antes de proporcionar más ayuda al extranjero.

     El último dinero, además de los compromisos anteriores, podría inyectar fondos por valor de alrededor de 0.5% del producto interno bruto de un año en la base de defensa industrial de Estados Unidos durante varios años.

    El Departamento de Estado dijo recientemente que Estados Unidos ganó más de 80 mil millones de dólares en importantes acuerdos de armas en el año hasta septiembre, de los cuales unos 50 mil millones fueron a parar a aliados europeos, más de cinco veces la norma histórica, dijo Walton.

    Polonia realizó pedidos por valor de unos 30 mil millones de dólares para helicópteros Apache, sistemas de cohetes de artillería de alta movilidad o Himars, tanques M1A1 Abrams y otros equipos, dijo el Departamento. Alemania gastó ocho mil 500 millones de dólares en helicópteros Chinook y equipos relacionados, mientras que la República Checa compró cinco mil 600 millones en aviones F-35 y municiones.

     El impulso a la industria de defensa de Estados Unidos es solo una de las formas en que la fragmentación de la economía mundial a lo largo de líneas geopolíticas está estrechando las relaciones entre Estados Unidos y Europa, a menudo en beneficio de los estadounidenses.

     El corte del suministro de gas ruso hizo subir los precios de la energía y la inflación con fuerza en Europa, al tiempo que impulsó la demanda europea de gas natural licuado (GNL) estadounidense.

     Estados Unidos se convirtió en el mayor exportador de GNL del mundo el año pasado, y se espera que sus exportaciones de GNL casi se dupliquen para 2030 en proyectos ya aprobados. Alrededor de dos tercios de esas exportaciones van a Europa.

     Se están construyendo cinco nuevos proyectos de GNL en Estados Unidos, que representan inversiones de alrededor de 100 mil millones de dólares en total, dijo Alex Munton, director de investigación global de gas y GNL de Rapidan Energy Group. La mayoría de esos proyectos solo comenzaron a construirse después del inicio de la guerra de Ucrania, dijo, ya que la interrupción del suministro de gas de Europa demostró el valor del GNL para los posibles patrocinadores y ayudó a avanzar en los proyectos planificados. “La economía de Estados Unidos se beneficia significativamente debido a estas inversiones masivas”, dijo Munton.

     La inversión extranjera directa en Estados Unidos aumentó casi 50% entre los 12 meses hasta junio de 2021 y el mismo período de 2023, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), una asociación de democracias basadas en el mercado, con sede en París. Las empresas europeas, en particular, se sienten atraídas por el acceso a energía barata y abundante.

     La ayuda militar no es, por sí misma, una panacea económica. Si bien las empresas de defensa están agregando puestos de trabajo, las vinculadas a Ucrania representan una parte relativamente pequeña del empleo y los ingresos nacionales. “No creo que se pueda decir con certeza que la economía de Estados Unidos es más grande como resultado de la guerra, pero ciertos sectores de la economía son ciertamente más grandes”, dijo Marc Goldwein, director sénior de políticas de Committee for a Responsible Federal Budget.

     El dinero también tarda en fluir. El Congreso tiene que autorizar fondos para reponer las existencias del Pentágono, y luego el Pentágono tiene que firmar contratos para nuevos equipos. Las ventas al extranjero de armas importantes pueden tardar años y a veces fracasar. El presupuesto militar anual de Polonia es de unos 16 mil millones de dólares, por lo que no está claro cómo el país puede pagar 30 mil millones de dólares en nuevos pedidos de armas en el corto plazo, dijo William Hartung, investigador principal de Quincy Institute para la agencia Responsible Statecraft.

     “Sabemos que hay decenas de miles de millones en contratos potenciales sobre la mesa para empresas estadounidenses basados en los efectos directos e indirectos de la guerra en Ucrania, pero no está tan claro cuándo las empresas verán esos fondos”, dijo.

      Si bien los gobiernos europeos están pagando por sus pedidos, gran parte del gasto está siendo financiado por los contribuyentes estadounidenses o mediante préstamos, lo que aumenta el déficit federal.

     “El gasto militar ha estado desplazando a otros gastos”, dijo Jason Furman, economista de Harvard University. Agregó que el gasto de la guerra de Vietnam en la década de 1960 contribuyó a un sobrecalentamiento de la economía estadounidense y a una alta inflación.

     La administración del presidente Joseph R. Biden, sin embargo, ve beneficios. A los expertos militares les preocupa que décadas de desindustrialización y reducción de personal militar hayan dejado a la base industrial de defensa incapaz de entregar las armas y municiones necesarias para un mundo más peligroso. Muchos pedidos de sistemas de armas están atrasados durante años.

      La guerra de Ucrania sirvió como advertencia para los estrategas de defensa estadounidenses, dijo Cynthia Cook, experta en la industria de defensa de Center for Strategic and International Studies, un grupo de expertos con sede en Washington. “Lo que la guerra de Rusia señaló con relativa rapidez son las limitaciones en la base industrial de defensa de Estados Unidos, especialmente en términos de servir rápidamente a la producción. La buena noticia es que esta lección se ha aprendido cuando Estados Unidos no está directamente en guerra”.


Fecha de publicación: 28/02/2024