Diamondback Energy, una empresa petrolera dueña de pozos en la zona conocida como Pérmico, aceptó comprar a la empresa rival Endeavor Energy, del petrolero Autry Stephens, a quien le lastima desprenderse de la compañía que el fundó, pese a que su venta lo vuelve uno de los 100 hombres de negocios más ricos del planeta. Foto DiamondBack Energy
Diamondback Energy, una empresa petrolera dueña de pozos en la zona conocida como Pérmico, aceptó comprar a la empresa rival Endeavor Energy, del petrolero Autry Stephens, a quien le lastima desprenderse de la compañía que el fundó, pese a que su venta lo vuelve uno de los 100 hombres de negocios más ricos del planeta. Foto DiamondBack Energy

26 de feb. (Dow Jones) -- Autry Stephens, uno de los últimos aventureros de Texas, está a punto de convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo. No está seguro de sentirse satisfecho.

     En días recientes, el empresario anunció que vendería Endeavor Energy Resources, la compañía que surgió de un pozo que Stephens perforó hace 45 años, a Diamondback Energy en un acuerdo valuado en 26 mil millones de dólares. La mayor parte de esos fondos serán de él y su familia, pero Stephens estaba sombrío.

     “Ciertamente hay algo de tristeza de mi parte”, dijo Stephens en una entrevista, horas antes de que se anunciara la transacción.

     Durante años, el petrolero se resistió a vender Endeavor, considerada durante mucho tiempo como una de las joyas de la prolífica Cuenca Pérmica en el oeste de Texas y Nuevo México, rechazando a gigantes petroleros como Exxon Mobil. A Stephens le encantaba dirigir la empresa, donde muchos empleados han pasado toda su carrera profesional.

     “Extrañaré a la gente”, dijo sobre Endeavor. “Era una especie de pequeña familia”.

     Al final, lo que persuadió al multimillonario de 85 años de cobrar fue un diagnóstico de cáncer de próstata. El tratamiento ha dejado a Stephens físicamente disminuido y listo para vender.

     “Ese fue un factor importante en esta decisión”, dijo.

     La alianza concluye una carrera de 62 años que abarcó el ascenso de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, el temido declive de la producción de crudo de Estados Unidos y su inesperado resurgimiento con el auge del esquisto.

     Stephens se une a las filas de otras compañías petroleras privadas que están sacando provecho de las riquezas del esquisto, incluida su rival CrownRock, que es dirigida por Timothy Dunn y acordó una venta a Occidental Petroleum por casi 11 mil millones de dólares en diciembre. El frenesí de acuerdos ha remodelado la zona petrolera, consolidando a los perforadores rudimentarios, quienes desencadenaron el auge del esquisto entre los productores más grandes que buscan escala y superficie premium.

     Endeavor es uno de los últimos gigantes perforadores privados. Tiene el mayor inventario de superficie petrolera de primer nivel de cualquier empresa privada del Pérmico, de acuerdo con la firma de análisis de energía, Flow Partners, con una superficie de unos mil 416 kilómetros cuadrados y una producción de unos 200 mil barriles de petróleo al día. La fusión con Diamondback crearía un gigante que competiría con empresas como ConocoPhillips y Exxon en el Pérmico.

     Stephens y su familia son dueños de casi la totalidad de Endeavor y se espera que reciban prácticamente todos los frutos de la venta, que incluye ocho mil millones de dólares en efectivo, de acuerdo con personas familiarizadas con el asunto. Antes del anuncio, Stephens tenía una fortuna de casi 15 mil millones de dólares.

     El taciturno Stephens es poco conocido fuera de la zona petrolera. Mientras su fortuna es pequeña frente a la que han acumulado titanes petroleros como Dunn y T. Boone Pickens, los ejecutivos son ávidos a intercambiar historias sobre la parsimonia de Stephens.

     El octogenario prefiere los vuelos de Southwest Airlines, todavía conduce un viejo Toyota Land Cruiser y dice que viene a su oficina en el centro de la ciudad todos los días. Durante años no aceptó ninguna distribución y solo recientemente comenzó a retirar dinero en efectivo de la compañía, de acuerdo con las personas familiarizadas con el asunto.

     “Siempre estoy buscando otro acuerdo”, dijo Stephens.

     Stephens dijo que le diagnosticaron cáncer hace aproximadamente un año. Si bien su hija Lyndal Greth forma parte del consejo de administración de Endeavor, Stephens dijo que pensó que ponerla a cargo de la compañía sería una carga demasiado pesada, ya que está criando a sus hijos. También tiene un hijo, el cual Stephens dijo que no está interesado en el negocio familiar.

     Greth dijo que su prioridad es centrarse en sus hijos pequeños y que había sido un honor trabajar con su padre.

     “Su ambición, su sistema de valores y su integridad son inigualables”, dijo.

     Pocas empresas del Pérmico son tan codiciadas como Endeavor. Hace seis meses, Exxon se acercó a Endeavor para discutir una posible compra, dijo Stephens, pero las conversaciones no funcionaron.

     Endeavor comenzó un proceso de ventas en diciembre, dijo Stephens. ConocoPhillips fue un postor, pero Endeavor tenía más afinidades culturales con Diamondback, dijo. La oficina de Diamondback está al final de la calle de la de Endeavor y las operaciones de ambas compañías se centran en la cuenca de Midland.

     “La mayoría de mis empleados tendrán un trabajo, un buen trabajo con Diamondback, así que diría que ese sería el factor número uno”, dijo. Agregó que construir una buena empresa era uno de los logros de los que se sentía más orgulloso. “Crear puestos de trabajo y hacer todo lo posible para que sean permanentes”, dijo.

     Stephens creció en una comunidad agrícola en De León, una pequeña ciudad en el centro de Texas. Su padre solo alcanzó una educación de cuarto grado y estableció un concesionario que vendía equipos de tractores de la marca Massey Ferguson.

     Stephens se graduó de University of Texas en Austin como ingeniero petrolero y pensó que viajaría a lugares exóticos, como el lago de Maracaibo, rico en petróleo, en Venezuela. “Simplemente no podía verme sentado detrás de un escritorio”, dijo.

     En su lugar, se unió a Humble Oil, un antepasado de Exxon. Se tomó un descanso de dos años para unirse a Army Corps of Engineers de Estados Unidos, sirviendo como teniente y líder de pelotón responsable de las instalaciones de combustible. Luego trabajó como ingeniero de yacimientos para un banco de Midland.

     Perforó su primer pozo en 1979 a los 41 años en el condado de Midland, invirtiendo los ahorros de toda su vida en la empresa, una medida que, de acuerdo con él, “no fue muy inteligente”. En 1996, Stephens fundó la empresa Big Dog Drilling. A pesar de su nombre aspiracional, la empresa comenzó con un solo equipo pequeño.

     Fundó Endeavor en el año 2000 y colocó sus activos personales en la nueva empresa. Cinco años más tarde, adquirió los activos estadounidenses de la empresa francesa Perenco, lo que permitió a Endeavor aumentar su producción de petróleo y gas en 25%.

     Stephens participó precariamente a los auges y caídas del negocio y su compañía estuvo cerca del borde de la bancarrota tanto en 2008 como en 2014 cuando los precios del crudo se desplomaron.

     A partir de 2016, Endeavor se reenfocó en la perforación de pozos horizontales, una técnica que, combinada con el fracking, desató chorros de petróleo de la cuenca Pérmica, que alguna vez estuvo dormida.

     En Midland, la ética de trabajo duro de Stephens se ha convertido en una tradición local. Pese a las pausas que realiza mientras pesca en Alaska o en la costa del Golfo, el multimillonario no deja de trabajar. Alrededor de los 74 años, cuando la mayoría de los petroleros se jubilan, todavía participaba en la decisión sobre cómo perforar los pozos de Endeavor, dijo Bryan Sheffield, quien fundó y vendió la perforadora Parsley Energy.

     Cuando Chuck Meloy, director ejecutivo de Endeavor de 2016 a 2020, caminaba por el pasillo hacia la oficina del fundador, tenía que despejar una silla llena de mapas terrestres y mapas geológicos antes de poder tomar asiento.

     “Sentí que era su forma de decirme dónde estaba su cabeza sin siquiera decir una palabra”, dijo Meloy.

     La fusión con Endeavor es un gran logro para Diamondback, una perforadora con una capitalización bursátil de unos 27 mil millones de dólares, hasta antes de que se anunciara el acuerdo.

     Hace varios años, Endeavor recibió una buena oferta para ser adquirida por Shell, dijo Stephens. Endeavor también tuvo conversaciones intermitentes sobre una venta con Pioneer Natural Resources. No ofreció detalles sobre por qué los compromisos con Exxon, Shell o Pioneer no concluyeron en una venta.

     Exxon anunció el año pasado que adquiriría Pioneer.

     “La gente del petróleo siempre es demasiado optimista, por lo que creo que podríamos habernos vendido antes de tiempo”, dijo sobre la fusión con Diamondback. “Pero todavía tendremos interés en. . . ya sabes, el negocio petrolero”.

     La ganancia inesperada de la venta de Endeavor está a punto de convertir a Stephens y su familia entre las 100 personas más ricas del mundo. Cuando se le preguntó cómo planeaba utilizar las ganancias, el multimillonario se sorprendió con la pregunta.

     “Simplemente no lo he pensado”, dijo.

--Collin Eaton contribuyó a este artículo.

 


Fecha de publicación: 26/02/2024