López Obrador acusa al NYT de calumniador por un nuevo reportaje sobre posible financiamiento ilegal hacia personas cercanas al mandatario. Foto de Presidencia
López Obrador acusa al NYT de calumniador por un nuevo reportaje sobre posible financiamiento ilegal hacia personas cercanas al mandatario. Foto de Presidencia

22 de feb. (Axis negocios) -- El presidente Andrés Manuel López Obrador decidió adelantarse a la publicación de un reporte periodístico del diario estadounidense The New York Times, el cual siembra nuevas dudas sobre la entrega de dinero por parte de grupos criminales a personas cercanas al mandatario, ahora desde que ocupa la máxima posición pública del país.

     Durante su mensaje matutino diario desde Palacio Nacional, el mandatario leyó un cuestionario que había enviado el medio a Jesús Ramírez, el coordinador general de Comunicación Social y vocero del presidente, para conocer la posición del gobierno frente a las declaraciones de fuentes anónimas que afirmaban que cercanos a López Obrador --incluidos sus hijos-- recibieron dinero de criminales.

     La solicitud de la postura es una práctica común en medios de comunicación que buscan ofrecer en el mismo espacio el mayor número de versiones sobre eventos de relevancia noticiosa.

     El tono de las preguntas aparentemente irritó al presidente, quien consideró que este medio y sus periodistas se han sumado a una red de ‘calumniadores’ que buscan perjudicarlo ante la cercanía de las elecciones presidenciales de este año. Si bien López Obrador no compite en esa carrera, sí le gustaría que ganara la candidata que eligió su partido, Movimiento Regeneración Nacional (Morena), y en la que él, para los observadores políticos, jugó un papel relevante.

     Además, el presidente también se mostró inconforme con el poco tiempo que le dieron los periodistas de la publicación estadounidense a su gobierno para responder a la solicitud de información. La petición solicitaba una respuesta antes las 5:00 p.m., luego del envío de las preguntas temprano el mismo miércoles. Muy probablemente, con ese tiempo límite The New York Times buscaba incorporar la versión gubernamental a la historia que planeaba publicar, no solo en su versión digital esa tarde sino también en su versión impresa, lo cual tiene que ocurrir en cierto momento por la noche.

     El presidente, sin embargo, vio en esas preguntas otro más de los múltiples ataques que recibe y que cree que lo hacen el mandatario más atacado por la prensa en las últimas décadas. Incluso, él considera a algunos periodistas como sus opositores políticos por responder a intereses de sus adversarios.

     Claro que López Obrador no es el único ni el último mandatario que se queja de las coberturas periodísticas. Sus antecesores en el cargo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, protestaron a diestra y siniestra contra los reportajes que criticaban sus gestiones al frente del gobierno. Claro que ninguno de ellos llevó esa animadversión a los niveles de López Obrador, que pese a sus años en la política parece no estar acostumbrado a ser vigilado, como siempre lo son en las democracias quienes detentan el poder público.

     “¿Cuál es el testimonio?", preguntó el presidente en referencia a que la historia no develaba los nombres de quiénes señalaban que cercanos a él recibieron recursos de grupos criminales. "Claro que es falso”, agregó en su reunión matutina con medios de comunicación, la mayoría de ellos afines a su gobierno. Todo esto previo a que el diario estadounidense publicase el reportaje y sin conocer el contenido del mismo más allá de las preguntas que le enviaron los autores de la historia.

     “¿Dónde están los videos? Es una vergüenza, no cabe duda que este tipo de periodismo está en franca decadencia, es una pasquín inmundo”, dijo el presidente, visiblemente irritado.

     En el reporte, que The New York Times decidió publicar un par de horas después de que el presidente terminó su reunión matutina, los periodistas Alan Feuer, especializado en cubrir casos judiciales de organizaciones terroristas o criminales, y Natalie Kitroeff, la jefa de corresponsales en México, relataron que fuentes con conocimiento del asunto habían denunciado que cercanos al presidente habrían recibido dinero de grupos del crimen organizado. Las fuentes, incluso, afirmaron que habría videos de los hijos del presidente recibiendo dinero.

     “Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley en Estados Unidos pasaron años investigando acusaciones de que aliados del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, se reunieron con cárteles de la droga y les quitaron millones de dólares después de que él asumió el cargo, de acuerdo con registros estadounidenses y tres personas familiarizadas con el asunto”, dijo el reportaje publicado por el periódico estadounidense y que es considerado como uno de los más influyentes del mundo.

     Claro que en el mismo texto los periodistas reconocieron que las acusaciones provenían de fuentes cuyas palabras eran difíciles de probar y que incluso en el pasado habían resultado incorrectas.

     El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, a pregunta expresa durante una conferencia de prensa, negó que exista una investigación abierta en Estados Unidos relacionada con López Obrador y potenciales nexos con cárteles de la droga. 

     “No hay ninguna investigación al presidente López Obrador. El Departamento de Justicia habría tenido la responsabilidad de revisar cualquier acusación”, dijo Kirby, de acuerdo con la agencia de noticias española EFE.

     Este nuevo choque del presidente con la prensa se da apenas un par de semanas después de que López Obrador acusó a los medios ProPublica, Deutsche Welle e InSight Crime de publicar reportajes que también recogen señalamientos de financiamiento de grupos criminales en 2006 a favor del entonces candidato presidencial, a través de Nicolás Mollinedo, uno de sus más cercanos asistentes en la campaña que a la postre perdió. Los reportajes también se formularon con base en declaraciones de agentes anónimos de Drug Enforcement Administration (DEA), la agencia federal estadounidense encargada de combatir el tráfico y la distribución de estupefacientes en Estados Unidos.

     La fuente principal de las acusaciones de esos reportajes fue un testigo protegido, quien colaboró con las autoridades de Estados Unidos y quien en el pasado fue evidenciado como mentiroso para tratar de obtener beneficios judiciales.

     López Obrador dijo en su momento, tal como lo recogen los tres artículos mencionados previamente, que no hubo una investigación formal de las autoridades en Estados Unidos por esas acusaciones y agregó que los periodistas estaban ayudando a montar una campaña de desprestigio en su contra.

     La forma en que el presidente decidió abordar el tema de manera pública e intentó ‘quemar’ la historia de The New York Times en una conferencia que es seguida por decenas de miles de personas en diversas redes sociales --tan solo en el canal oficial del gobierno cuenta al momento de elaborar esta historia con 98 mil vistas-- generó una reacción del periódico estadounidense, que respaldó la labor y la ética de los periodistas que trabajaron la historia.

     De hecho, para muchos fue sorpresiva la reacción de López Obrador y consideran que incluso violó un protocolo no escrito al ventilar en público las preguntas enviadas por el medio de forma privada. Además, mientras el mandatario leyó la carta con las preguntas dirigidas al vocero de la Presidencia, decidió hacer público el teléfono de una de los responsables de la historia.

     “Esta es una táctica preocupante e inaceptable por parte de un líder mundial en un momento en que las amenazas contra los periodistas van en aumento”, dijo el área de comunicaciones de The New York Times, en un comunicado, en referencia a los asesinatos de más de 58 periodistas que han ocurrido en México durante el gobierno de López Obrador. “Hemos publicado el artículo en cuestión y respaldamos nuestro trabajo de reportería y a los periodistas que van en pos de la información a donde sea que ésta se encuentre”.

     El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, o Inai, que es el organismo responsable de garantizar la transparencia de los actos del gobierno en México, decidió abrir una investigación por la decisión del presidente de leer el número telefónico de la corresponsal --una práctica que se conoce como doxing--.

     “La investigación busca establecer si existen violaciones a principios y deberes establecidos en la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados”, dijo Inai, en un comunicado. “El Instituto se declara a la espera de la posible denuncia que surja de este asunto”.

     La publicación generó opiniones diversas en redes sociales, ya que algunos consideran que el último reporte en torno a vínculos de personas allegadas a López Obrador con grupos criminales, al igual que los pasados, no muestra evidencias contundentes que prueben irregularidades del presidente o las personas cercanas.

     Sin embargo, otros mostraron preocupación por la forma en que López Obrador decidió revelar datos de los periodistas apenas unas semanas después de reconocer que la vocería de la Presidencia sufrió un robo y divulgación de datos personales de periodistas que acuden a la llamada ‘conferencia mañanera’ del mandatario.

     Además, la lectura de las preguntas fue vista por algunos como una muy mala práctica por parte del gobierno ante un esfuerzo periodístico por intentar incluir los más amplios puntos de vista sobre acontecimientos relevantes. 

     “De ahora en adelante, todo medio que esté investigando algo de su gobierno y quiera cumplir con su ‘debido proceso’ periodístico (pedirle su versión de las cosas a la parte afectada), tendrá el siguiente dilema”, escribió Carlos Bravo Regidor, editorialista y académico, en su cuenta personal de X --antes Twitter. “Si lo busca para pedirle su versión, se arriesga a que el presidente vuelva a hacer lo que le hizo al New York Times: que le ‘queme’ la nota y trate de descalificar al medio para vacunarse contra lo que pueda publicar. Si no lo busca para pedirle su versión y publica la nota, se arriesga a que lo acusen de no haber hecho su trabajo y a que, por esa razón, lo descalifiquen como forma de vacunarse contra lo que haya publicado”.

 


Fecha de publicación: 22/02/2024

Etiquetas: Mexico economia Lopez Obrador NYT medios Inai