Incode, el complejo --pero muy solicitado-- negocio de la confianza digital

24 de mar. (Axis negocios) -- En 2015, el empresario mexicano Ricardo Amper desarrolló una aplicación, junto con su hermana Marianna Amper e ingenieros en Serbia y Rusia, que tenía como característica principal que sus usuarios pudieran compartir y enviar fotografías de manera automática a través de un algoritmo encargado de identificar los rasgos de las personas fotografiadas que se querían compartir, sin la necesidad de seleccionar las fotos una por una, algo parecido a una red social que etiqueta las caras de las personas que aparecen en una imagen.

     Esa idea al parecer no fue la más popular, sin embargo, sin buscarlo se convirtió en la arquitectura para poder ofrecer un recurso de seguridad intangible para los usuarios finales, que es muy socorrido por diversas industrias y gobiernos que ofrecen sus servicios de manera digital: la autenticación biométrica.

     Esos fueron los cimientos de Incode Technologies, un unicornio que tiene su sede es San Francisco, California, pero que con Amper implica que un mexicano está a la cabeza.

     Claro que para ganarse a clientes como el grupo financiero Citi o la empresa colombiana de entrega a domicilio Rappi, Amper primero tuvo que desarrollarse y antes de que eso sucediera soportó decenas de negativas de parte de los fondos de inversión hasta que finalmente llegó la confianza que necesitaban para echar a andar ese reenfoque de negocio.

     “Lo que me di cuenta es que había muchas vallas o discriminación no consciente en Silicon Valley, en donde no les cuadraba una empresa antes de la pandemia en donde el equipo estuviera en cuatro lugares diferentes, donde el mercado principal fuera uno emergente (México), donde no creían que hubiéramos podido hacer esta tecnología. Entonces me costó 120 citas con fondos y 98 ‘noes” consecutivos para que a finales de 2020 pudiéramos levantar la primera ronda de 25 millones de dólares”, cuenta Ricardo Amper en entrevista.

     Esos recursos que recabó de fondos de Inglaterra, Canadá y Estados Unidos a finales de 2020 fueron la llave de entrada para llegar a inversionistas de mayor calado un año después, como General Atlantic, JP Morgan, SoftBank y otros más de quienes consiguió 225 millones de dólares, lo que la llevó a alcanzar el estatus de unicornio, como se les conoce a las empresas emergentes que rebasan los mil millones de dólares de valor.

     Para ese entonces, Incode ya tenía presencia relevante en América Latina y Estados Unidos.

     La pandemia de covid-19, que llegó a México a inicios de 2020, también fue un factor que jugó a favor de la empresa, ante el cierre de los bancos en los momentos más duros de la contingencia sanitaria, lo que llevó a facilitar la adopción de trámites de manera digital, incluso también aumentó la presencia de empresas de tecnología financiera o fintechs.

     “Las tres bases de identidad que es validar un documento físico, con un humano en un lugar físico cambió con la pandemia, si no hubiera existido una pandemia, yo creo que no se hubiera dado ese cambio en términos de la digitalización de los bancos y de las fintech a nivel mundial. Tenían que irse a un sistema de identificación digital y la regulación y los reguladores también tenían que aceptar flujos de identificación digital, no solo como una opción o tendencia fintech, sino como una necesidad. Eso hizo que el mercado de verificación e identidad se expandiera”, agregó el empresario.

     Además de los servicios que ofrece en el sector financiero, tras la pandemia, la Cámara de Diputados se acercó a la compañía. Los funcionarios se autentican con la tecnología de Incode en una aplicación y realizan votaciones. De igual manera, la empresa tiene productos para los hospitales, incluyendo a Grupo Ángeles, lo que facilita contar con los datos de los pacientes cuando ingresan por una emergencia.

     Tal vez su servicio más conocido está muy alejado de esas industrias. Tras la violencia que se vivió en un partido de fútbol entre los equipos de Querétaro y Atlas, la Federación Mexicana de Fútbol decidió implementar un sistema de identificación de los asistentes llamado Fan ID, que usa la tecnología de Incode.

     Otra veta de negocio para Incode es el electoral, ya que los métodos de autenticación en línea pueden ser una herramienta valiosa en la búsqueda de nuevas maneras de ejercer el voto, incluso eventualmente en escenarios en los que es complejo que los votantes puedan acudir a las casillas.

     De esta manera los aplicativos de la tecnología de Incode pueden ser utilizados en una diversidad de industrias que van más allá de los eventos masivos, financieros y gobierno, ya que también son útiles a empresas minoristas, juegos de azar, hospitalidad o telecomunicaciones, entre otros.

     Banorte (servicios financieros), Metallicius (blockchain), Cabify (transporte privado), Hoteza y AlTec (hospitalidad), además de empresas en Malasia, Australia, Nueva Zelanda también han recurrido a la tecnología de Incode.

     Amper estima que los servicios y los productos de la compañía, que tiene presencia en 22 países y cuya plantilla laboral está en 15 países, incluyendo Estados Unidos, algunos de América Latina y Europa, persistirán dado el crecimiento de la confianza interpersonal, que está regulada.

     “Las tendencias se quedaron. No porque los clientes vayan otra vez a la sucursal, hemos visto menos apetito de los bancos y fintech de este tipo de productos. La identidad genera confianza”, dijo.

     Para Incode el reto está en que países como México mejoren su confianza interpersonal, lo que significa generar mecanismos para que, con base en esa confianza entre dos partes, incida en la economía.

     De acuerdo con un reporte de Ipsos, a marzo de 2022, la confianza interpersonal en México es de 23%, mientras que países como India, se elevó este indicador de 7 a 56%.

     De acuerdo con Ipsos además la confianza interpersonal está estrechamente relacionada con la confianza de los consumidores, ya que Arabia Saudita, China, India y Suecia son los países que encabezaron ambos índices en un gráfico que toma en cuenta 23 naciones.