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4 de abr. (Axis Negocios) -- Los partidos de oposición --Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Revolucionario Institucional (PRI)-- confirmaron que votarán en contra de la reforma constitucional que presentó el presidente Andrés Manuel López Obrador para regresar el control del sector eléctrico nacional a la compañía estatal, Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Con la muestra de unión de los tres partidos, las probabilidades de que la también llamada contrareforma eléctrica, dado que buscar revertir la apertura de esa industria a los capitales privados --nacionales y extranjeros--, sea aprobada decrecen sustancialmente ya que la propuesta de López Obrador y el director general de CFE, Manuel Bartlett, no contará con el número de votos suficientes para modificar la Constitución y con ello dar marcha atrás a la apertura de la industria eléctrica que logró el presidente Enrique Peña Nieto en 2013.
Aunque aún falta por ver, tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores, si la decisión cupular de los tres partidos se traduce en suficientes votos para derrocar lo propuesto por el gobierno actual, es muy factible que, por la composición actual de ambas cámaras, el partido en el poder, Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados no contarán con las dos terceras partes de los votos que se requieren para enmendar la Constitución. Así, la dupla López Obrador-Bartlett, pese al gran capital político que han invertido, muy probablemente fracasen en al menos uno de los dos recintos legislativos.
“Hemos definidos votar en contra de esta destructiva y regresiva reforma eléctrica y además y muy importante hemos acordado que en cuanto se deseche esta reforma, en conjunto, presentaremos una propuesta, una iniciativa que sí busque que la gente pague menos en su recibo de luz”, dijo Marko Cortés, presidente del PAN en una rueda de prensa conjunta con los presidentes del PRD, Jesús Zambrano, y PRI, Alejandro Moreno. “Una iniciativa de ley que impulse la competencia en la generación de energía”.
Desde que el presidente Peña Nieto propuso, al inicio de su gobierno, abrir el sector eléctrico a los capitales privados y poner a competir a CFE contra otros proveedores privados de electricidad en México, López Obrador y Bartlett se opusieron a tal decisión.
Ya en el poder, los dos, desde finales de 2018, han buscado, de diversas formas --con decretos, con nuevas disposiciones legales o con la captura de los órganos regulatorios que deberían velar por garantizar un piso parejo a todos los participantes del sector-- en dar marcha atrás a ese cambio.
Su último esfuerzo, aunque aún existe otro que muy probablemente se resuelva mañana en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fue, ante el fracaso parcial de los anteriores, buscar reformar la Constitución para que en ella quedase claro que quien dirigirá los destinos del sector eléctrico nacional sería CFE.
Ese propósito, para muchos, derrocaría la finalidad primordial de la reforma de Peña Nieto, que fue permitir a compañías privadas producir y vender electricidad en México a fin de que ante una mayor competencia CFE pudiese también mejorar sus servicios de producción, transmisión, distribución y venta de electricidad, entre otros.
Claro que, López Obrador y Bartlett jamás han aceptado que ese fuese el propósito principal de la apertura. Para ellos, los cambios constitucionales aprobados hace nueve años buscaron, más que nada, liquidar a CFE como empresa del Estado, por lo que, han argumentado que es necesario rescatar a la empres estatal de esa supuesta finalidad a fin de darle viabilidad productiva y financiera.
Si bien es cierto que muchos especialistas consideran que efectivamente, como han dicho en ocasiones el presidente y el director de CFE, la apertura del sector estuvo cargada contra esa compañía estatal por ser la empresa predominante, eso tampoco implica que deba ser necesario regresar al pasado para poder darle nuevos bríos o para rescatarla.
Para esos observadores, si bien es efectivamente necesario mejorar el marco regulatorio actual que dejó el gobierno de Peña Nieto, eso no significa que haya que volver a dejar en manos de CFE la conducción de la producción, transmisión, distribución y venta de electricidad en el país, como desean López Obrador, Bartlett y muchos de los miembros y seguidores de Morena; a lo que claramente ya se oponen tres de los cuatro principales partidos de oposición en el país.
“Hoy por hoy, la propuesta del oficialismo es un peligro para México en el presente. Un desastre que avizora una tragedia de consecuencias irreversibles en el futuro al transgredir, al poner en riesgo el marco legal de protección, seguridad y certidumbre para los flujos de inversión, operaciones y proyectos de cooperación nacionales y extranjeros en el sector energético”, dijo Moreno, en referencia a que el cambio constitucional generaría gran incertidumbre internacional para realizar negocios en México.
Incluso, en la rueda de prensa conjunta, Moreno agregó que la propuesta que presentará la coalición conformada por PAN-PRD-PRI, mejor conocida como “Va por México”, buscará fortalecer a CFE y asegurar que otros capitales también puedan producir y vender electricidad en México para beneficio de todos los consumidores.
Buscaremos “impulsar que haya garantías a la inversión extranjera, a la inversión nacional y que verdaderamente tengamos una certeza jurídica, que se implemente la generación de más y mejores oportunidades para los mexicanos, creación de empleos, fortalecer la Comisión Federal de Electricidad. . . y obviamente el cuidado y protección del medio ambiente”, dijo el presidente del PRI.
Claro que frente a la intransigencia gubernamental para aceptar algunos de los señalamientos o críticas a la reforma eléctrica de López Obrador que han hecho no solo legisladores de oposición, sino también especialistas y empresarios de la industria, el resultado final será que muy probablemente nada de lo propuesto por López Obrador proceda, cuando muchos argumentaban que había espacio para mejorar lo que se había logrado en 2013 a fin de construir un mejor sistema eléctrico nacional con la participación de CFE y los capitales privados.
En este sentido, la cerrazón ideológica del presidente probablemente le arroje una dura derrota que él y el director general de CFE pudieron haber evitado, aunque claro que para el mandatario el voto en contra de su reforma será sólo una muestra más de que sus opositores están tratando de derrocar su visión de un país más justo, equitativo y próspero, o, en otras palabras, en contra su visión transformadora de México --algo parcialmente falso ya que si bien existen elementos de total discrepancia, hay muchas áreas en las que podría haber colaboración entre el presidente y sus opositores para hacer de México un país más próspero e igualitario. Algo, que, para muchos, él mismo sabotea con su actitud inflexible.
Fecha de publicación: 04/04/2022
Etiquetas: PRI PAN PRD Morena reforma gobierno México eléctrica López Obrador Congreso Cortés Moreno