Alberto Baillères, uno de los empresarios más destacados de México, falleció el miércoles a los 90 años. Aquí con su esposa María Teresa en la apertura de una de las tiendas de joyería Tane hace 10 años. Foto flicker.com/Carlos Alberto Herrera (https://flic.kr/p/29jpMEL)
Alberto Baillères, uno de los empresarios más destacados de México, falleció el miércoles a los 90 años. Aquí con su esposa María Teresa en la apertura de una de las tiendas de joyería Tane hace 10 años. Foto flicker.com/Carlos Alberto Herrera (https://flic.kr/p/29jpMEL)

4 de feb. (Axis Negocios) -- Alejandro Baillères, el tercer hijo del empresario Alberto Baillères, el artífice de la expansión de Grupo Bal --uno de los conglomerados más importantes de México-- y quien falleció el miércoles, es el aparente sucesor para dirigir, a nombre de su familia, los destinos de varias empresas cotizadas en bolsa como la minera Industria Peñoles; la cadena de tiendas departamentales Grupo Palacio de Hierro; la aseguradora Grupo Nacional Provincial (GNP) y el administrador de pensiones Grupo Profuturo, y otras mas como Valores Mexicanos Casa de Bolsa, o Valmex.

     Alejandro, quien desarrolló su carrera profesional principalmente en la aseguradora del grupo, aunque lleva ya varios años trabajando en Bal o "el corporativo" del conglomerado, es de hecho ya el presidente de esa empresa, además de presidir los consejos de administración de GNP y Profuturo, dos compañías en las que su padre se desempeñaba como presidente honorario vitalicio.

     El empresario, con 61 años, es incluso vicepresidente del consejo de administración de Peñoles, dueña de control de la minera londinense, Fresnillo, y de Petrobal, la filial petrolera, y Electrobal, la subsidiaria generadora de electricidad. 

     El rol de la nueva cabeza empresarial de la familia Baillères, conformada por la esposa del empresario, María Teresa Gual, y sus hermanos Raúl, Alberto, Juan Pablo, Xavier, Teresa y los descendientes de Mauricio, quien falleció en 2014, lo confirmó incluso esta mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien durante su reunión matutina con medios de comunicación no solo envió condolencias a la familia del empresario, sino que también reveló algunas de las pláticas que tuvo con Alberto Baillères.

     “Nos teníamos confianza, al grado de que él decidió informarme antes que a otras personas su decisión de empezar a entregar sus empresas, los negocios de su corporativo, a su hijo Alejandro”, agregó el mandatario. “Me informó que iba a comenzar a llevar a cabo esa entrega en los consejos de administración de las empresas y que quería que habláramos él, Alejandro y su esposa”.

     López Obrador recordó que conoció a Baillères, quien falleció a los 90 años de edad, cuando fue jefe de gobierno de la capital de 2000 a 2005. “Tenía comunicación frecuente con Baillères”, dijo, agregando que el empresario lo invitaba a comer a fin de revisar la situación del país. “No siempre coincidíamos, pero durante todo el tiempo mantuvimos una relación de respeto”.

     Incluso, el presidente, con 68 años, dijo que su relación con Baillères fue estrechándose con el tiempo y de ahí la confianza que le tuvo sobre la decisión de dar a Alejandro, el único de los hijos preparado para hacerse cargo de Grupo Bal, de tomar el papel preponderante al frente de los negocios que él supo engrandecer tras lo logrado por su padre Raúl Baillères Chávez.

     López Obrador dijo que lo vio en persona en su casa hace seis u ocho meses, momento en el que la salud del empresario comenzaba a declinar. Además de que Baillères estuvo presente de forma remota en la comida que organizó el Consejo Mexicano de Negocios (CMN) a principios de diciembre del año pasado y a la que asistió el mandatario. En esa comida el CMN dio un homenaje a Alberto Baillères.

     “Por eso, repito enviamos nuestro pésame a todos los familiares, a los amigos, a los trabajadores de las empresas que fundó Alberto Baillères”, agregó el presidente. “Estoy absolutamente seguro de que su hijo Alejandro, que como ya dije tiene la dirección del grupo, porque con responsabilidad don Alberto preparó la entrega de la estafeta a su hijo. Estoy seguro de que, Alejandro va a seguir administrando con responsabilidad y eficiencia las empresas, van a seguir invirtiendo en México. En todos sus negocios en la minería, el comercio en todas sus empresas. Estamos hablando de la pérdida de uno de los más importantes empresarios de México”.

     Como ocurre en algunos de los grandes negocios, los fundadores, o sus cabezas, muchas veces comienzan de antemano a delegar la responsabilidad de las funciones de los negocios, con tiempo y planeación. Un caso similar a lo que venía haciendo en los años recientes el empresario Baillères es el de Carlos Slim Helú, el hombre más acaudalado del país, quien ha dejado la dirección de sus empresas a sus hijos y yernos y quien --de acuerdo también a López Obrador en una de las reuniones matutinas que sostuvo en 2019-- planea retirarse al final de este sexenio.

     Incluso, Slim decidió ya dejar su asiento en el consejo de administración de América Móvil, el gigante de las telecomunicaciones de América Latina que él edificó tras la compra de la empresa estatal de telefonía local, Teléfonos de México (Telmex) en abril de 2020, a su hijo Carlos Slim Domit.

     Slim, junto con otros socios compró Telmex al inicio de la década de los noventa del gobierno de México, una adquisición que con los años lo propulsó a llegar a ser incluso el empresario más rico del mundo en 2007 y 2008, gracias a la gran rentabilidad de esa empresa y a la falta de competencia en el sector de las telecomunicaciones, el cual no se abrió bien a la competencia, sino hasta hace poco más de una década cuando el Congreso aprobó una regulación mucho más severa para abrir de par en par ese sector e imponer una regulación asimétrica por su rol preponderante en esa industria.

     “La construcción de los consejos de administración siempre es necesario para las empresas en México. Hoy, sus empresas están bastante bien protegidas y sus familiares están trabajando en ellas desde hace mucho tiempo. [En un futuro] tal vez él estará al pendiente de sus compañías como consejero y no como actor principal”, dijo Alfonso Aguilera, director general del Centro de Formación y Perfeccionamiento Directivo para Mandos Intermedios (ICAMI), en una entrevista en 2020.

     En el caso de la familia Baillères cinco de sus siete hijos se han interesaron en los negocios familiares y han participado en ellos. Raúl, el mayor, se desempeña en varios consejos de administración de las empresas de Grupo Bal y fue gerente de Proyectos Especiales en Técnica Administrativa del corporativo, de acuerdo a la revista Quién. A su vez, Mauricio, antes de su muerte, también trabajó en las empresas familiares, mientras que Juan Pablo está a cargo del negocio de la ganadería del grupo, conocido como Compañía Agropecuaria Internacional, mientras que Tere, la hija, ha sido directora en Palacio de Hierro.

     Por su parte, Alberto Baillères Gual, el segundo hijo del matrionio, se distanció hace muchos años de su padre y no es claro si antes de su muerte ambos llegaron a reconciliarse. Finalmente, Xavier no mostró gran interés en los negocios familiares, ya que después de contraer matimonio se mudó a Monterrey a hacer su vida y es donde radica. 

     Además de sus actividades empresariales, Baillères, con una fortuna estimada por la revista Forbes de cerca de nueve mil millones de dólares, fue también un hombre dedicado a promover la educación y a fomentar actividades artísticas y culturales; además de ser un apasionado ganadero de toros de lidia y de la joyería, a través de su cadena de tiendas Tane.

     En lo educativo, el empresario jugó un rol prominente en convertir al Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), que fundó su padre, en una de las casas de estudios superiores más reconocidas de México, Estados Unidos y Latinoamérica, principalmente en temas económicos y empresariales. El ITAM es probablemente una de las actividades de Baillères con las que discrepaba López Obrador, quien con frecuencia se refiere a los egresados de esa institución académica como "conservadores", "neoliberales" y hasta "corruptos", por ser partes de los gobiernos que comandaron al país en los últimos 36 años y en los que México intentó dejar a trás las políticas nacionalistas por una política económica a favor del mercado.

     El presidente es opositor parcialmente de los mercados y de esas directrices económicas, ya que está convencido de que el Estado debe jugar un importante rol en el desempeño económico del país, más allá de ser solo un buen regulador --algo de lo que México ha carecido incluso en esa etapa llamada por el presidente como neoliberal, pero que comenzó a darse con mayor fuerza en los últimos años del presidente Enrique Peña Nieto tras aprobar varias iniciativas legales para crear dependencias gubernamentales autónomas y difíciles de capturar por intereses privados.

     López Obrador no sólo no ha aprovechado esos organismos, sino que los ha minado en su afán de regresar a una política económica estatista y nacionalista.

     Baillères también estableció, con un grupo de empresarios, la Fundación Mexicana para la Salud, además de que fue patrono fundador de la Fundación para las Letras Mexicanas, de acuerdo a la enciclopedia digital Wikipedia. En 2015, la Cámara de Senadores le otorgó la medalla Belisario Domínguez, una condecoración que reciben aquellas personas que han realizado diversas acciones en pro del país y de la humanidad.

     Algunos de los directivos que trabajaron con Baillères comenzaron a transmitir, a través de redes sociales, algunas de las anecdotas que tuvieron con el empresario al saber de su fallecimiento y a manera de homenaje.

     "Un día estábamos en su oficina intentando convencerlo de que cerrara una mina de cobre, que aún no empezaba a operar, ya que el precio del cobre había bajado para hacerla inviable", escribió Manuel Sarmiento, quien trabajó en GNP, en la red social facebook. "Como me vio un poco decepcionado de que no logré convencerlo, me tomó del brazo y me sentó nuevamente para decirme: mire, Manuelito (en lugar de joven Sarmiento, que era como habitualmente me llamaba), le entendí perfectamente sus argumentos y concuerdo con ellos pero, si cerramos la mina, quedaría mucha gente sin trabajo. Descanse en paz Don Alberto".

     En 2018, cuando llegó al gobierno López Obrador, quien ha tenido desencuentros con la iniciativa privada especialmente por la cancelación de proyectos en construcción como el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, o la edificación de una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco que muchos ven como un mal negocio para la empresa estatal, Petróleos Mexicanos, por hacerla en un momento en que la empresa tiene una deuda de cerca de 110 mil millones de dólares, el empresario se comprometió a generar empleos bien remunerados y a fomentar la educación para aumentar el progreso económico de la sociedad.

     Por su parte, Alejandro, quien no cursó una carrera pero realizó un programa de estudios en Standford University y quien es conocido al interior de las empresas y del corporativo Bal como el señor Alejandro, tiene dos hijos, Alberto y Alejandra, de su primer y único matrimonio con Sofía Aspe, hija del exsecretario de Hacienda y Crédito Público, Pedro Aspe. La pareja se divorció seis años después de haberse casado en 2005, de acuerdo también con la revista Quién.

     Además de su esposa y seis hijos, a Alberto Baillères le sobreviven varios nietos.

 


Fecha de publicación: 04/02/2022

Etiquetas: México Grupo Bal Alberto Baillères minería minorista seguros aseguradora tiendas departamentales Peñoles Palacio de Hierro GNP Profuturo